Foto: Gabriel Llorens |
Pasajeros varados en la estación
Castelar festejaban ayer a la tarde que una formación vacía y de las nuevas –más
precisamente la que tiene los rostros de Néstor Kirchner y Hugo Chávez ploteados en tamaño gigantografía
(?)- los rescatara del frío y la espera.
Mientras tanto, la voz del andén
anunciaba que el tren en el que yo viajaba se convertía en rápido Morónliniersfloresonce. Eso implicaba bajarse y esperar otro, pero sinceramente no fue tan grave.
Con el olorcito de un feriado
inminente en la conciencia -que se mezclaba con otros aromas de la estación
Morón que no vale la pena describir- me banqué la espera sin chistar,
fantaseando con que mis nietos vean el tren soterrado y con una frecuencia de 3
minutos. Soñar no cuesta nada.