Hoy se cumplen quince meses de la tragedia de Once. Y como era de esperar, el tema fue sepultado hace tiempo en los oscuros y tenebrosos sótanos de la agenda pública nacional. ¿Qué cambios se pusieron en marcha desde aquel 22 de febrero de 2012? A primera vista, los siguientes:
1) No cobrar boleto. 2) Habilitar pantallas que anuncian la frecuencia de los trenes y una aplicación similar para teléfonos celulares.
1) No cobrar boleto. 2) Habilitar pantallas que anuncian la frecuencia de los trenes y una aplicación similar para teléfonos celulares.
¿Qué más podemos pedir? No quiero ser ingrata, algo más se hizo: colocaron en las estaciones mosaicos tipo venecita color celeste, el color del Ministerio del Interior y Transporte. Además, también maquillaron algunas -no todas- las formaciones más antiguas con un poco de pintura, luces y asientos nuevos. Y reemplazaron algunos tramos de vías que ya no daban para más.
Los trenes en hora pico siguen saliendo
abarrotados, con las puertas abiertas, personas colgando de los estribos y con
la frecuencia que se les ocurre. Como hoy, que para conmemorar el aniversario
el Sarmiento acusó “conflictos gremiales” que originaron demoras en ambos sentidos.
Pero eso es un detalle menor. Por lo menos ahora nos informan cuándo vienen.
Nos podemos tomar un colectivo o ir avisando con tiempo que llegamos tarde. Y
además viajamos gratis. Como mucho, lo que nos puede pasar es que tengamos la
mala fortuna de subirnos a un tren que tenga otro accidente. Pero eso pasa de vez en cuando. Y con suerte, capaz,
hasta cae un día feriado.