Helado y sucio. Como cada invierno, por las
ventanillas rotas de los vagones viejos se cuela el frío y la decadencia. Las
estaciones parecen abandonadas, con chapas al costado de las vías y postes caídos. Las
secuelas del temporal colaboran para que la escena sea casi dramática.
Ya está empezando la época en la que comienzo y termino mis días arriba del tren. Si no fuera porque siempre hay alguna historia cacheteándome la rutina, nada tendría sentido.
Ya está empezando la época en la que comienzo y termino mis días arriba del tren. Si no fuera porque siempre hay alguna historia cacheteándome la rutina, nada tendría sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario