martes, 28 de febrero de 2012

Mirar para otro lado

Mañana se cumple una semana de la tragedia de Once y hoy descubrí con sorpresa que algunos argentinos que no viajan en tren creen que quienes lo hacemos somos bestias. Que rompemos todo, que quemamos formaciones -con bidones de nafta escondidos en la cartera, aparentemente- que viajamos en lugares “inadecuados” y que nos abalanzamos hacia los primeros vagones para bajar antes, como si en hora pico fuese posible moverse medio centímetro hacia cualquier dirección.


Por favor, no busquen justificativos que no justifican absolutamente nada. No miren para otro lado. Puedo llegar a “entenderlo” si el que esgrime estos argumentos es un político o un empresario que se quiere sacar la responsabilidad de encima. Pero ¿un ciudadano común?

Parece que no alcanza con decir que a los heridos tuvieron que rociarlos con vaselina y aceite para poder deslizarlos hacia afuera del tren hecho un acordeón. Parece que no alcanza con escuchar que 51 personas murieron aplastadas unas con otras, entre hierros retorcidos. Parece que no alcanza con enterarse que cada dos por tres hay principios de incendio en vagones por un desperfecto eléctrico (sin la intervención de los salvajes pasajeros, por cierto).

No, claro. Si viajamos fenómeno…

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